Por JoseSo (José Solano S., ex
regidor, Presidente Cantonal en Curridabat y militante)
Yo alcancé a nacer en la década
de los sesentas. Para entonces, los planteamientos y premisas del llamado Movimiento
de Liberación Nacional, planteados por personajes como don Rodrigo Facio, don
Daniel Oduber Quirós o don Pepe Figueres Ferrer, empezaban a disfrutarse a
plenitud, después del nacimiento de la Segunda República.
El movimiento aglutinaba a
trabajadores, campesinos, movimientos estudiantiles, gremios y cámaras de pequeños productores, pequeños y medianos empresarios
nacionales, sindicatos, se empezaban a desarrollar las cooperativas. Emergía
una fuerte clase media, producto del acceso universal a la educación formal
universitaria, la salud, vivienda digna, créditos bancarios para
emprendimientos, insumos básicos para la agroindustria, se desarrollaba infraestructura,
puentes, caminos, electricidad en los lugares más recónditos.
Estos elementos de una nueva realidad
nacional, fueron producto de decisiones impulsadas desde el seno de un partido
socialdemócrata, pero ajustados a nuestra realidad, tropicalizado. Ejemplos sobran: La
nacionalización de la banca, la creación del ICE, de la CNFL, abolición del
ejército que permitió la inversión en educación, construcción en todos los
pueblitos del país de escuelas y colegios académicos y técnicos y de educación
superior de la UCR, UNA.
Apuestas novedosas para la época,
en la que todavía no se hablaba de calentamiento global ni protección del
ambiente, como la política de conservación de los Recursos Naturales con la Ley
de Parques Nacionales y conexas, la apuesta a las energías limpias y renovables
como la hidroeléctrica, son la base de nuestros activo más valioso, nuestra naturaleza.
Época en la que se adoptan medidas, bajo las que se pretende un modelo de desarrollo inclusivo y solidario, generador de oportunidades, con la creación del IMAS, se crea el aguinaldo universal y Asignaciones Familiares. No sólo logran el modelo, se consolida.
El éxito radica en que tenemos
una población educada y saludable, con una institucionalidad democrática
robusta, producto de un respeto a la división de poderes, que crea un clima
propicio para la inversión y el desarrollo.
Amenazas externas, producto de la
dependencia inevitable de las superpotencias, al ser un pequeño país, en una
región de importancia geopolítica, nos obligan a hacer ajustes, pero sin
traicionar las bases del modelo. Se empieza a apostar por la diversificación
del modelo monocultivista agroexportador, por un proceso de sustitución de
exportaciones y diversificación de la actividad económica.
Sin embargo, esclavos de nuestro
propio éxito, se nos excluía de la asistencia internacional de los Estados
Unidos, que obligó a usar estrategias por contactos internacionales de nuestros
líderes, para entrar, por la puerta de atrás, a iniciativas regionales como la
Iniciativa de la Cuenca del Caribe.
La visión de los líderes de recambio, no sólo de Liberación Nacional, sino de los grandes hombres que guiaron a la oposición a sostener los acuerdos “país” intrínsecamente, como los José J. Trejos Fernández, o los Mario Echandi, entre otros, ya no es la misma. Es más cortoplacista, egocéntrica y calculadora. La influencia de la inevitable enajenación cultural de la potencia del norte, es ya abrumadora.
A partir de la segunda mitad de
los años ochenta, estando ya en mi etapa universitaria y empezando la laboral, se
empieza a sucumbir a las imposiciones de organismos internacionales, a los
Planes de Ajuste Estructural, la era de los modelos importados y tentaciones
del consumismo extremo, con las importaciones, ya no de insumos productivos,
sino de las de bienes suntuosos e innecesarios, pero tentadores. Estos empiezan
a enriquecer a un sector, y empobrecer a otro… el más grande.
Liberación Nacional, no es la
excepción. Es penetrada. Hoy ya totalmente secuestrada.
Continuará…