lunes, 12 de enero de 2015

Dios, la política y yo...

Hola a tod@s!

En este inicio del año, estoy enfrentando algunas decisiones en mi vida, que tienen, como debe ser, un propósito.

Pretendo ser un ser humano con propósito. Yo he encontrado el propósito de mi vida en ayudar a otros, pero la inspiración para ese propósito lo he encontrado en mi fe en Dios. Sí, en Dios.

Soy socialdemócrata por convicción, creo en cosas como que el estado debe ser laico (o sea, no confesional), creo en los derechos civiles igualitarios sin diferencias por razones de género, etnia, preferencias sexuales, ni religiosas. Creo firmemente en que podemos tener una sociedad basada en el respeto de la individualidad y la igualdad de oportunidades para todos (as).

Todo lo anterior ha encontrado un mayor sentido, por mi fe. Porque el fundador de esa fe, Jesús de Nazaret, precisamente lo predicó y lo vivió. Fue incomprendido y perseguido por ello, pero lo fue para cumplir con su propósito. La diferencia estriba, en que el diferenció su propuesta de un reino espiritual (que trasciende lo material) y lo que corresponde a "este mundo". DEN AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR, Y A DIOS, LO QUE ES DE DIOS”. Mt 22, 15-2

Creo que hay muchos que no entienden la fe. Se burlan de ella, pues la ven incompatible con un raciocinio (bajo su entendimiento de lo que eso significa). En política, he recibido críticas por defender el socialismo democrático (soy declaradamente de centro izquierda) y, "contradictoriamente" para algunos, ser creyente.

Concuerdo con Bill Maher (famoso comentarista político/cómico) en muchas de sus satíricas posiciones liberales, no en todas, pues lo creo extremista y definitivamente intolerante y fanático en sus posiciones, en especial sobre el aborto.

Lo más peculiar de su retórica burlista, es su principal instrumento de discusión: La falacia Ad hominem, contra sus interlocutores. Cuando se siente acorralado por ponencias inteligentes y profundas de sus interlocutoras y sus burlas ya no son suficientes, irremediablemente recurre siempre a atacar la fe y la conciencia de sus contra-partes.

Les comparto esta inteligentísima respuesta de este sacerdote Robert Barron, que resume mi crítica al extremismo de Maher, disculpándome porque está en Inglés (no la encontré subtitulada o traducida):



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